“Empezaría por nombrar libros que marcaron el final de mi infancia y mi adolescencia; creo que son los momentos en que uno se define por ciertos gustos y corrientes literarias, o va prefiriendo a ciertos autores. Al final de la niñez y al principio de la adolescencia estaría un libro de Mark Twain, que se convirtió en esa época en uno de mis autores favoritos, y son Las aventuras de Huckleberry Finn. Fue, tal vez, el que más disfruté en su momento.
Un par de añitos después descubrí las historias de Edgar Allan Poe y me aficioné muchísimo; una de las favoritas para mí fue La caída de la Casa Usher. A raíz de mi descubrimiento de Poe, uno de mis profesores en el bachillerato se dio cuenta de que si me estaba gustando Poe podría conseguir conectarme con un autor colombiano que es Andrés Caicedo. Él me introdujo a la obra de Caicedo y me apasioné tremendamente con ella durante la adolescencia por todo lo que tenía que ver con la música, con el descubrimiento sexual, con la experimentación, y con esa manera de escribir que era como oír lo que el tipo pensaba en su propia cabeza. Eso me gustó muchísimo, y durante mucho tiempo estuve conectado con los libros de Caicedo, particularmente con los cuentos de Angelitos Empantanados.
Después me encontré con Kafka y La metamorfosis, que también me llamó muchísimo la atención, y recuerdo que lo tuve muy cerca. En ese mismo orden cronológico, tal vez después vendría Julio Cortázar con Historias de cronopios y de famas. Pero creo que sería más importante Rayuela, creo que ese fue más impactante.
Esos libros me marcaron y determinaron lo que me iba a ir gustando y lo que trataría de leer de ahí en adelante. Ya después encuentra uno otros placeres, otros autores y otros gustos, pero estos por aparecer en esa etapa de formación son los que lo marcan a uno más”.
Las Aventuras de Huckleberry Finn
Mark Twain

Narraciones Extraordinarias
Edgar Allan Poe

Angelitos Empantanados
Andrés Caicedo

La Metamorfosis
Franz Kafka

Rayuela
Julio Cortázar
